La niña con alas abrió los ojos y dejó caer sin remordimiento la verdadera razón de su desgracia:
- Soy Kiara, la niña águila y estoy así por desobedecer a mis padres.
Un escalofrío me sacudió. No podía ser, si me portaba mal acabaría como Kiara. Salí de la carpa polvosa con la recién estrenada convicción de ser buena hija.
Y es que quién, en esta Latinoamérica plagada de realismo mágico, no fue alguna vez a un circo de quinta, donde una niña con algún hechizo encima narraba sus desgracias por desobedecer a sus padres.
Es la magia de la infancia y de este continente donde los muertos toman café con los vivos y los espíritus bailan al son que mejor les toquen.
viernes, 26 de octubre de 2007
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1 comentario:
Yo una vez vi en una especie de "feria ambulante" a la niña lagato y el mismo choro, que estaba asi por desobedecer a sus padres, pero era puro fraude, luego luego se veia que era un montaje y bien chafa.
Lo que si me impresiono fue una vez que cerca del Monumento a Juarez pusieron un chavo y una chava como en unas cajas de muerto que encima tenian hielo y la otra concreto (pero me imagino que tambien tenian su truco) y pues bueno, como yo estaba muy pequeña, por eso me impresiono y todavia me acuerdo.
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