domingo, 3 de junio de 2007

Tiananmen y el despertar de mi vanidad

En China estaban matando estudiantes y a mí sólo me importaba verme guapa.

El recuerdo se traslada al departamento de Tere. 120 metros cuadrados en un sèptimo piso de la Del Valle. Esa noche dormirìa ahí. Estefanía, la amiga modelo de mi prima, la loca de la historia secreta y los embarazos falsos estaba contando una más de sus mentiras. Nosotras, como siempre, se la creímos.

- Te lo juro, Tere. El chileno está guapísimo; me dijo que va a estar en la exposición en el Hotel de México. Le hablo al rato y vamos para que se los presente--soltò con esa voz grave--,pero antes arreglamos a la Chancla.(La Chancla soy yo. Luego cuento el origen del apodo).

No sé que tan jodida me habrá visto Estefanía, ni que artificios puso en práctica, pero en media hora me había transformado en una adolescente guapísima, que ni yo misma me creía. Hagan de cuenta Betty la Fea versión 89.

Las bromas, flores y demás de Tere y Estefanía no me dejaron en paz. Lástima que no pude presentar mi nuevo yo ante el mundo, pues a Estefanía se le empezó a caer la mentira y nunca localizó al supuesto chileno. Así que nos quedamos toda la tarde en casa.

Esa noche leí una de las tantas revistas de espectáculos que mi prima, en su calidad de aspirante a estrella, tenía. Los ojos claros de una actriz de esa època retaban sin intimidarme. Yo, con ese arreglo, me le ponìa al tú por tú. En la sala, la voz de Zabludovsky contaba la hazaña del estudiante que encarò al tanque en la plaza de Tiananmen. A mí la tragedia se me escurrió entre tanta vanidad de sentirme guapa por primera vez.

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